Insiste en alejar a su pareja de amigos y familiares, buscando que ella dependa solo de él. Puede desanimarla de mantener relaciones o actividades fuera de la pareja, controlando su entorno.
Usa el dinero o los bienes como herramientas de control, limitando los recursos de su pareja. Esto puede incluir solicitarle dinero prestado, impedirle trabajar o tomar el control total de sus ingresos.
Manifiesta un sentido de «propiedad» sobre su pareja, cuestionando cada interacción que tiene con otras personas y mostrando celos enfermizos.
Actúa de manera violenta o agresiva, incluso en situaciones menores. Puede iniciar con comentarios despectivos, humillaciones o ataques a la autoestima de su pareja.
Manipula la información, inventando excusas o usando la mentira para mantener el control, incluso manipulando redes sociales o teléfonos para pedir favores o dinero a otros en nombre de su pareja.
Amenaza con hacerle daño a ella, a sí mismo, o incluso a otros si ella intenta separarse, sugiriendo que no hay escapatoria o que «nadie más la querrá.»
Después de episodios de maltrato, intenta disculparse, minimiza sus actos o promete cambiar. Este ciclo de «violencia y reconciliación» es común y mantiene a la víctima atrapada. Responsabiliza a la víctima.
Muestra desprecio o falta de respeto hacia las mujeres en general, considerando a las mujeres como inferiores o como propiedad.
Aceptar que la relación es abusiva es un paso esencial. La negación o la esperanza de que la situación cambiará a menudo retrasa el escape y aumenta los riesgos.
Evitar confrontaciones abiertas, ya que los abusadores suelen reaccionar de manera violenta cuando sienten que están perdiendo el control. En lugar de eso, planificar cuidadosamente la salida.
Este plan debe incluir detalles sobre cómo y cuándo se puede salir de la relación con seguridad. Pensar en cómo obtener documentos importantes (identificaciones, pasaportes, cuentas bancarias) y tener un bolso listo con elementos esenciales, dinero en efectivo y una copia de documentos.
Hablar con amigos, familiares o personas de confianza, aunque sea discretamente, es vital. Los abusadores suelen tratar de aislar a sus víctimas, por lo que mantener lazos con alguien de confianza es clave.
Buscar refugio y apoyo en organizaciones que ayudan a personas en situaciones de violencia. Estas organizaciones ofrecen asesoría legal, emocional, e incluso lugares seguros para protegerse y empezar de nuevo.
Cambiar contraseñas y establecer medidas de seguridad en el teléfono y redes sociales. Muchas veces los abusadores monitorean los dispositivos de sus víctimas.
Salir de la relación de manera silenciosa y sin informarle al abusador sobre los planes. Si es necesario, hacer que alguien de confianza te acompañe al salir de casa.
Es crucial hacer una denuncia formal a las autoridades cuando las condiciones lo permitan y después de haberse alejado del abusador. Una denuncia puede ayudarte a conseguir una orden de restricción y otras medidas de protección.