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Por qué no llega la prometida energía a El Guachiría, Casanare

Por Ramiro Rivera Ángel*

En un verdadero “cortocircuito” se ha convertido la ejecución del proyecto de electrificación de las veredas Guasimal, Boral, Socorro, playitas, Manirotes, Caño Garzas, Los Chochos, Santa Martha, ampliación de redes en media y baja tensión y subestaciones de transmisión de energía eléctrica a Caño Garzas, La Soledad, San Pedro, El Valle y el Banco de la Cañada en los municipios de Paz de Ariporo y Trinidad, Casanare, contemplado en un contrato firmado hace cinco años entre Enerca y el Consorcio Redes Eléctricas por 7.510 millones de pesos.

En poco tiempo inicio la ejecución, vimos ilusionados como llegaban postes a veredas como el Boral, Socorro y Guasimal, pero de repente todo empezó a cambiar.

Este proyecto surgió en el año 2013 cuando los presidentes de Juntas de Acción Comunal y algunos líderes del sector tuvieron la idea de formularlo y con sus aportes y los de finqueros lograron pagar un topógrafo  y quien lo formulara, que si cuajaba beneficiaría a más de 400 predios rurales del sector.

En poco tiempo estuvo listo el proyecto y fue presentado a la Gobernación de Casanare, teniendo la grata sorpresa que ese mismo año el proyecto fue aprobado en un Ocad a pesar de que su monto superaba los 7 mil millones de pesos, pero que quizás, eran de las mismas regalías que han producido por muchos años los pozos ubicados en la región.

 

El contrato que no va a la velocidad de la luz sino la de la tortuga

En poco tiempo inicio la ejecución, vimos ilusionados como llegaban postes a veredas como el Boral, Socorro y Guasimal, pero de repente todo empezó a cambiar.

El 6 de marzo de 2014 se suspende el contrato por primera vez, por 3 meses, sustentando que es necesario un replanteo y que se reducía el número de usuarios porque algunos estaban muy distantes o no tenían predios habitados, se hicieron ajustes modificándole cantidades en metros a las líneas de tensión y distribución. Pero sorpresivamente la ejecución del proyecto no avanzaba.

El 5 de Junio de 2014 tiene una nueva suspensión, esta vez por 6 meses sustentando que el invierno impedía la entrada de materiales, personal y equipos, de otra parte que el nivel freático no permitía aperturar huecos e  izar los postes.

El 22 de abril de 2015 se da una nueva suspensión, por 2 meses sustentando que no se habían superado las anteriores causales (invierno a pesar de que en la región de noviembre a marzo es verano). Además manifiestan que lo ajustes hechos al proyecto se deben llevar a Ocad.

El 22 de junio y 21 de agosto de 2015 se amplían las suspensiones cada una por 2 meses más sustentando que se debe someter a Ocad los ajustes requeridos.

El 20 de noviembre de 2015, le nace un nuevo problema, no se ha obtenido la licencia de aprovechamiento forestal, motivación que sirvió para ampliación de suspensiones posteriores del 21 de noviembre  de 2015 (30 días), 21 de enero de 2016 (30 días) y 16 de febrero de 2016 (30 días).

Finalmente dándose reiniciación  el 18 de marzo de 2016, perdiendo prácticamente el 3 año de verano que tenía el proyecto. Incluso se reiniciaron actividades sin la licencia de aprovechamiento forestal, solo considerando que estaba en trámite y que Corporinoquia había programado visita.

El 5 de septiembre de 2016, seis meses después de reiniciado el proyecto, vuelve a ser suspendido (2 meses) sustentando el periodo de lluvias y que la cosecha de arroz no permitía acciones en el sector, además de volver a jugar la justificación de no tener aun la licencia de aprovechamiento forestal.

Posteriormente el 5 de Noviembre, el 15 de diciembre de 2016 y 12 de enero y 30 de enero  ya de 2017 se dieron nuevas suspensiones justificando la misma razón (licencia de aprovechamiento forestal).

Para el 18 de febrero de 2017 se reinició por 2 vez el proyecto, considerando que la licencia de aprovechamiento se encuentra en trámite y que Corporinoquia había realizado una visita.

El 1 de marzo de 2017 se da prorroga al contrato por 6 meses, luego el 17 de abril de 2017 se hizo un nuevo acta parcial autorizándole al contratista un pago parcial por $1.861.000.000, sumados a los $3.787.000.000 del anticipo.

Pero 73 días después, el 4 de Julio de 2017, se hace otra suspensión por 2 meses sustentando que no se tenía la licencia de aprovechamiento forestal y el invierno no permitía desarrollar actividades.

Las actas de suspensión continuaron y hasta hoy no aparece la bendita licencia de aprovechamiento forestal y sigue la excusa del invierno, se siguen perdiendo veranos y a los campesinos del sector se les apaga la ilusión de contar con el servicio de energía.

Paralelo a eso son varios los derechos de petición interpuestos por las juntas de acción comunal, como lo hizo Julieta Rivera, presidenta de la vereda Playitas, acciones o requerimientos  del personero de Paz de  Ariporo Jorge Pérez, ante Enerca y  DNP.

Hasta la fecha Enerca no ha respondido y el DNP señala que el proyecto en ejecución u obra tenía un 50% de avance y un 75 % en ejecución financiera, no respondiendo por los aplazamientos (5 años), la injustificada sustentación, la carencia del permiso de aprovechamiento forestal, lo que evidencia falta de seguimiento de su parte en la ejecución.

Por ultimo llegó una queja interpuesta en la  Contraloría General de la Nación por la ciudadana Liliana Rivera el 16 de febrero de 2017. Respondiéndole a la denunciante que se encontró una gestión fiscal antieconómica, ineficaz, inoportuna por incumplimiento de los cometidos y fines esenciales del estado producto de las obras ejecutadas pero que a la fecha no prestan ninguna utilidad poniendo en alto riesgo los recursos invertidos además se configuró un hallazgo administrativo con presunta incidencia fiscal y disciplinaria por $ 5.300 millones de pesos. Determinando un presunto detrimento patrimonial por este valor.

 

Pero qué realmente se ha ejecutado

Hoy el proyecto ha sido ejecutado en las veredas el  Boral, El Socorro, Guasimal, Playitas,  La Soledad, El Valle y Caño Garzas, incluso en los últimos días producto de la presión de la comunidad y de las peticiones se dio el servicio de energía, menos la vereda de Playitas. Aclaro que predios donde la red pasa pero irónicamente el contratista no conectó, desconociendo su justificación, cuando el proyecto ya tenía definido los usuarios.

¿Qué nos preocupa? La ejecución del proyecto en las veredas más distantes. En  los Chochos tiene apenas un avance del 50 %, pendiente el izado de postes en un tramo y el recorrido desde la subestación que alimentará esta red. A la Vereda Santa Martha solamente ha llegado los postes pero no se tiene avance en la ejecución, lo mismo sucede con Manirotes donde la comunidad no tiene ni la información de que está pasando con el contrato, lo mismo sucede con un  tramo de la vereda la Cañada de Trinidad.

En total son unas 120 viviendas las que desconocen y temen por la suerte y el final que tenga, no sabemos si los recursos alcanzan, si se continuará con la ejecución, si ya se tiene licencia de aprovechamiento forestal,  si el contrato está suspendido, si tiene caducidad o vencimiento, mejor dicho lo único claro es que cada vez que se avecina una noche esta población debe encender una esperma o mechera y dormir escuchando el ruido que producen los pozos petroleros vecinos sacando el crudo para seguirle generando regalías a la Nación, Departamento y Municipios, que hoy irónicamente le dan la espalda o le pagan mal a una humilde región que reclama la urgente solución.

 

Ubicación geográfica del proyecto

Vamos a tomar como punto de referencia geográfica, el río Guachiría, este  hace de límite natural entre los municipios de Paz de Ariporo y Trinidad en la totalidad del recorrido hasta desembocar al rio Meta. En sus sabanas y vegas se han formado asentamientos poblaciones (veredas  como El Boral, El Socorro, Guasimal, Playitas, Caño Garzas, Manirotes, Centro Gaitan y San Esteban por Paz de Ariporo. San Pedro, La Soledad, Santa Martha; los Chochos y Porvenir de Guachiria por Trinidad). En la medida que el río se aleja de la cordillera, proporcionalmente se distancia el desarrollo de las veredas que pueblan sus costas.

Existen sectores distantes, que carecen de vías en épocas de invierno como las veredas de Guasimal, Manirotes y San Esteban en Paz de Ariporo, cuentan apenas con pequeñas escuelas donde solo llegan los más osados maestros y los niños acostumbrados a las inclemencias del tiempo, llegando a pie o a caballo. Allí todavía se cocina con leña y las noches se alumbran con espermas o mecheras de ACPM, a pesar que por muchos años vemos como la estaciones petroleras Caño Garzas, Los Toros, Yamu, Chaparrito, entre otras han generado miles de  millones de pesos en regalías. En la mayoría de estos predios no se conoce que es un subsidio ni mucho menos un programa del Estado.

Existen condiciones tan difíciles para ir al casco urbano de paz de Ariporo que por ejemplo un habitante de la vereda Manirotes  debe cruzar en canoa o nadando el rio Guachiría y quedar en jurisdicción de Trinidad y luego pagar una moto o tomar un carro de línea que lo transporte hasta Trinidad y luego una flota que tenga la ruta Trinidad – Pore – Paz de Ariporo, aproximadamente 4 y hasta 6 horas de recorrido para ir a pagar el impuesto predial  porque sus demás actividades y vueltas las prefieren hacer en Trinidad por ser mucho más cerca.

*Ramiro Rivera Ángel: Médico Veterinario y Zootecnista egresado de la Universidad UDCA, exdiputado de Casanare y defensor de los intereses regionales.

 

     

 

 

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