Con puños y bolillo, policía habría agredido a menores en Llanolindo, Yopal
“Entre 8 y 10 policías nos comenzaron a golpear, nos dieron cachetadas, puños por las costillas y bolillazos, a mí me hicieron una rajadura en la cabeza, y tuvieron que cogerme puntos en el hospital”, así narra un joven de 17 años, un presunto caso de extralimitación policial de parte de patrulleros del cuadrante 15 de Yopal. Comandante de la policía dijo desconocer la situación.
El muchacho, que llamaremos Juan, para proteger su identidad, expresó que el problema inició el sábado 16 de marzo cuando estaba junto a otros 10 jóvenes en la cancha del barrio Villa Flor en el sector de Llano Lindo, a donde llegó la policía y les pidió que “despejaran” el sitio a lo cual ellos se opusieron porque solo querían jugar fútbol. Como no obedecieron, según su testimonio, los patrulleros dispararon varios tiros al piso para amedrentarlos y todos salieron a correr hacia un monte cercano, del cual salieron a las 2 de la mañana.
A la una de la tarde del domingo 17 de marzo, los jóvenes se volvieron a encontrar en la misma cancha y hasta llegó nuevamente una “motorizada”, como él llama a cuando llega la policía en motos, le pidieron documentos y lo interrogaron sobre si tenía cuchillos o armas blancas. Él manifestó que no tenía y en ese momento un policía lo tomó por el cuello hasta casi dejarlo sin poder respirar, según cuenta.
Junto con otros dos menores de edad, fueron esposados y cuando los iban a subir a la camioneta de la policía llegaron sus respectivas mamás para abogar por ellos, solicitando que los soltaran, que no estaban haciendo nada irregular pero no les prestaron atención e incluso una de ellas se subió a la patrulla y le ordenaron bajarse. Les informaron que los llevaban al CAI de El Progreso.
Sin embargo realmente los llevaron para el CAI del barrio La Campiña, donde tan pronto los ingresaron, los comenzaron a golpear indiscriminadamente, en su cuerpo, cabeza, costillas, estómago, entre otros. A Juan, al parecer con la cacha de una pistola le abrieron una herida de al menos 3 cm. en su cabeza. Cuando los golpeaban les decían que eran unas ratas.
Juan les insistió que no le pegaran en la cabeza porque él había sufrido de un trauma craneoencefálico producto de un accidente y esto le podría generar afectaciones graves en su salud. La suplica no valió.
Cuando los padres de los chicos llegaron al CAI del barrio El Progreso no los encontraron y allí les informaron que estaban en el CAI de La Campiña. Aunque fueron inmediatamente para el sitio, ya sus hijos presentaban evidencias de haber sido apaleados. De ahí los llevaron al Hospital Regional de la Orinoquia, (HORO) donde fueron atendidos. A Juan, además de contusiones le suturaron la herida con tres puntos.
A la mañana siguiente aún en el Hospital, Juan recibió la visita de un policía que estuvo en el operativo pero que no participó en la paliza, con el fin de que no fuera a denunciar lo sucedido y que los otros policías querían arreglar las cosas, reuniendo plata para pagar lo que necesitara.
Él dijo que no podía tomar decisiones y que debían hablar con sus padres, pero que en principio no podía aceptar ese trato porque los policías se la iban a “seguir montando”, porque ya lo tenían en la mira; que incluso cuando lo detuvieron le dijeron que un día lo iban a coger y lo iban a llevar a Morichal o Tilodirán para “dejarlo” allá, recordándole que iba a terminar como su hermano, quien fue asesinado hacia dos meses, (Hay dos capturas por el hecho).
El patrullero la planteó a los padres no hacer ninguna denuncia porque esto implicaba que los iban a llamar para conciliar ante un juez de paz y un auxiliar de la Fiscalía y que más bien llegaban a un acuerdo directo. Ellos no aceptaron e informaron que ya habían puesto la denuncia ante la Fiscalía contra tres patrulleros del cuadrante 15 de este municipio, (El Progreso), porque en el comando de policía no quisieron recibirles la queja.
Hay que destacar que en HORO, a Juan le dieron una incapacidad de 10 días mientras que en el Instituto de Medicina Legal, fue de 12 días. Sin embargo a la familia no le entregaron el dictamen legista porque este se enviaba directamente a la Fiscalía.
El joven, que padece fuertes dolores de cabeza y traumas por lo sucedido, ahora es atendido por su EPS, que le ordenó un TAC de cabeza, una radiografía de mandíbula y citas con sicología.
La madre de otro de los muchachos afectados cuenta que ella es aseadora y que su hijo no es consumidor de drogas ni pertenece a ninguna pandilla. Lo único que quiere es que los respeten y que más bien la policía se dedique a buscar verdaderos delincuentes y deje en paz a estos chicos.
Esta denuncia se suma a la de otras madres, en el mismo sentido de acoso y maltrato policial, en otros sectores de la ciudad.
¿Qué dice la policía?
Por su parte consultados sobre el tema, tanto el capitán Luis Tovar, comandante de la policía en Yopal, como el comandante en Casanare, coronel José Luis Ramírez, expresaron que desconocían el tema. Igualmente dijeron que no había ningún reporte de la actividad policial que indicara que se hubieran presentado los hechos.
El coronel José Luis Ramírez dijo que se abstenía de dar declaraciones sobre el asunto y pidió que se pusiera la queja en el comando para investigar los hechos y que si se había presentado extralimitación en la fuerza, de los uniformados se tomarían las acciones disciplinarias del caso.
Es de desatacar que cuando los padres intentaron poner la denuncia en el comando de policía les informaron que esto debían hacerlo en la Casa de la Justicia y de allí los remitieron a la Fiscalía General.