¿Debemos pensar una reapertura de los colegios?

Por Mauricio Alejandro Colmenares Cifuentes
Esta semana tuve la oportunidad de asistir a un conversatorio virtual que fue moderado por la universidad de los Andes y en el cual participaban altos funcionarios públicos y expertos en temas de educación y salud pública, tales como la viceministra de educación Constanza Alarcón, la secretaria de educación de Bogotá Edna Cristina Bonilla, la historiadora Isabel Segovia -quien ejerció anteriormente el cargo de viceministra de educación- y, por último, el profesor Diego Lucumí, especializado en salubridad de la escuela de gobierno de los Andes. Menciono a los ponentes por respeto a sus cargos y porque sus intervenciones serán usadas para componer la columna de esta semana.
En este diálogo se tuvo la oportunidad de hablar desde distintas perspectivas sobre el manejo de la pandemia y así mismo de poner en la mesa algunos datos que nos pueden ayudar a tomar decisiones asertivas respecto al futuro cercano y mediano en situación de pandemia. Como ya es costumbre, la columna se dividirá en varias secciones para desglosar por tema de interés el análisis que presento.
¿Existen condiciones para una reapertura?
Para ahondar en esta posibilidad los panelistas presentaron varios hechos que han de tenerse en cuenta en este debate. El gobierno nacional se mantiene positivo e insiste en que trabajar de la mano con las instituciones regionales permitirá encontrar formas específicas de sobrellevar el virus y, acompañado de análisis estadístico de la curva de contagios por región, se podría considerar una reapertura parcial de los colegios en mediano plazo. Esta opción podría tener sustento con los estudios del profesor Lucumí, quien expuso en el panel que los niños no son los principales focos de transmisión y contagio y además serían los menos afectados por el virus.
Por supuesto en contexto de pandemia no se sugiere que las escuelas y los niños sean inmunes sino que existirían otros factores determinantes que influyen en la transmisión del virus y que va más allá de la edad, como puede ser la infraestructura de los espacios de aprendizaje. Por otra parte, tanto Edna Cristina Bonilla como la experta Isabel Segovia coinciden en que las condiciones actuales no están dadas para garantizar la seguridad de los niños y que se necesita seguir muchos pasos de adaptación para que sea una posibilidad real el volver a clases.
Salud mental en relación a la educación
La salud mental se ha vuelto un tema principal a tratar en momentos de pandemia y esto es una buena noticia considerando que la situación actual incrementa y evidencia el estrés de las familias colombianas. En el panel se habló del aumento de responsabilidades hacia los padres de familia y de cómo compartir en familia ha resultado bien para algunos por el reencuentro con sus hijos pero mal para una mayoría de padres trabajadores que no pueden dejar a sus chicos solos en casa.
Sobra decir que esta situación es dramática y podemos llegar equivocadamente a estigmatizar a los padres como malos porque no crían a sus hijos, pero la realidad es mucho más compleja ya que están viviendo en situación de pobreza generalizada y extrema, muchos padres trabajan para poder sostener y alimentar a sus hijos de la forma más digna posible y enviarlos a la escuela era una forma de garantizar su educación y protección.
El panel discutió realidades interesantes y es que las familias se encuentran en procesos de estrés constante y que nunca antes habían estado tan involucrados en la crianza de sus propios hijos como hasta ahora. Edna Bonilla argumenta que entre el 30% y 40% del desarrollo de los niños se sostiene en la educación institucional que reciben y el resto sería una sumatoria del entorno familiar y el contexto social. Estos datos tienen sentido si pensamos que los padres tendrían una agencia mayor ahora mismo.
Virtualidad y pedagogía.
Todo lo que se puso sobre la mesa tiene enorme importancia en el debate tratado y pensar el problema desde la institucionalidad nos permite profundizar en los retos que naturalmente nacen de la situación que estamos pasando.
Se ha hablado de virtualidad como la alternativa estrella en situaciones de control social y no cabe duda que esta será la mayor herramienta para disminuir en lo posible el retraso estudiantil. Sin embargo, si observamos que la mayoría de familias colombianas no cuentan con un acceso continuo al internet, nos damos cuenta que el desafío deber ser mucho más grande que solo brindar conexión a los chicos.
Los maestros han cambiado sus estrategias de enseñanza y avanzan hacia una experiencia de autoaprendizaje que se maneja por medio de guías físicas, todos estos contactos pueden ayudar a mantener vinculados a los chicos en el sistema educativo.
Opinión final.
Las opiniones que se discutieron en el conversatorio son de carácter institucional, es decir lo que se ha discutido tiene que ver con políticas públicas y su eficacia en este contexto. Sobra decir que frente a un reto tan grande las opciones se han visto limitadas y los problemas estructurales que ya existían en Colombia, relacionados a la precariedad estatal y conflictos asociados a la corrupción, ahora son más notorios que nunca.
Como mencioné antes se han enviado guías físicas a los estudiantes de colegios públicos pero esta medida no logra que los chicos mantengan un nivel académico constante y sumado a padres que están la mayoría del tiempo trabajando para poder subsistir se da escenario para la deserción escolar. Los desafíos son enormes y es fundamental encontrar la forma de seguir llevando la academia a los barrios marginados.