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Feminicidio en Maní, la inacción del sistema, que costó una vida, causa más dolor en la familia

En Maní, Casanare, el dolor y la indignación se han vuelto gritos en el silencio de la noche. Mildred Carolina Rojas es ahora una cifra más en las estadísticas de feminicidios de un país donde las advertencias parecen desvanecerse en el aire. Sus hijas, huérfanas de madre, comparten hoy una promesa de amor y justicia que ni la violencia ni la indiferencia institucional han logrado quebrantar.

Hace apenas tres meses, la muerte visitó a esta familia de huérfanas hijas, llevándose a su abuelo; Ayer, de nuevo, la tragedia tocó sus puertas. Kilver Mariño, la expareja de Carolina, el hombre que alguna vez compartió su vida, se convirtió en su verdugo en pleno día, frente a testigos, en un sitio público.

El ataque con arma blanca ocurrió en la carrera 9 con 20, billar Los Mangos, en el corazón de Maní. Varias puñaladas acabaron con la vida de Carolina, dejando en sus hijas, una mayor de edad y dos menores, un vacío irremplazable y una indignación que crece con cada minuto que pasa.

 

“Ayer la muerte se llevó a mi madre”

Las redes sociales se han inundado con el dolor de Tammi Rincón, una de las hijas de Mildred Carolina, quien, entre lamentos, expresó la furia que le produce la falta de atención de las autoridades. “Ayer hace tres meses la muerte se llevó a mi abuelo, y ayer la muerte se llevó al ser que más amaba en esta vida, que es mi mamá”, escribió en sus redes sociales.

En un testimonio desgarrador, le recordó a Kilver Mariño que nunca le perdonará el daño causado, dejando sin madre a tres jóvenes. “La policía, la justicia debería prestar más atención a los llamados”, continuó la hija, denunciando que su madre había advertido a las autoridades sobre el riesgo inminente que corría, sin recibir respuesta alguna.

 

Un llamado de auxilio, ignorado reiterativamente

Ese mismo día, Carolina llamó a la policía en busca de protección, sabiendo que su vida estaba en peligro. Sin embargo, como en tantas otras ocasiones, la respuesta no llegó.

Sus hijas sienten la inacción de un sistema judicial que no actuó, que ignoró los llamados de auxilio.

Con el corazón destrozado, una de las huérfanas expresó su impotencia y su rabia: “JAMÁS voy a perdonar a la policía de Maní Casanare ya la policía de Tauramena, por no prestarme atención. Espero que el día de mañana no sea un familiar de ellos, porque el dolor que siento hoy, no se lo deseo a nadie”.

 

Una captura tardía pero una justicia pendiente

El presunto feminicida, Kilver Mariño, fue capturado horas después del ataque y ahora se encuentra detenido preventivamente. Pero para las hijas de Carolina, esto es apenas un paliativo en una historia de justicia tardía, donde las medidas correctivas llegaron demasiado tarde para salvar la vida de su madre.

 

Otro caso alarmante en Aguazul

Este caso ha estremecido no solo a Maní, sino a toda la región, donde el silencio oficial es un eco repetido.

No es un caso aislado: actualmente, en Aguazul, una mujer sufre una situación similar. Vive bajo amenazas de muerte de un hombre que la ha agredido física y psicológicamente, mientras las autoridades permanecen pasivas, sin actuar para prevenir otro desenlace fatal.

A pesar de que la mujer tenía una orden de restricción contra su atacante, fue agredida con arma blanca este fin de semana y se salvó milagrosamente tras huir afanosamente, pero se encuentra internada en centro asistencial de Aguazul.

Aunque el sujeto se presentó ante las autoridades con apoyo de abogado, no pudo ser detenido porque no fue capturado en flagrancia.

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