Estos son los motivos por los cuales un Juez envío a la cárcel a influencer César Wilches. Mujer afectada prefiere el anonimato.
A pesar de su posición social y profesional, una alta funcionaria de Casanare ha sido víctima de violencia física, psicológica y sexual por parte de su expareja. Su caso evidencia que la violencia intrafamiliar no distingue estratos ni educación.

Una alta funcionaria del municipio de Yopal es hoy el rostro más reciente de una lucha silenciosa que muchas mujeres en Colombia enfrentan a diario: la violencia de género agravada. Ella ha solicitado la omisión de su nombre para no ser revictimizada en este departamento, tradicionalmente machista y patriarcal.
Este medio de comunicación conoció el escrito de acusación de la Fiscalía General de la Nación el cual fue presentado ante el juez de control de garantías para solicitar la detención preventiva intramural contra el acusado César David Wilches Fonseca, un reconocido influencer en Casanare.
Los hechos narrados allí recogen siete años de denuncias, medidas de restricción incumplidas por el victimario y vejámenes que son inenarrables en este artículo para evitar en lo posible la revictimización de la víctima y la vulneración a su dignidad.
Para la Fiscalía, la víctima se encuentra en un nivel de riesgo extremo, considerando que Wilches ejercía violencia de género en un contexto de violencia estructural contra la mujer y con su conducta reproduce una pauta cultura de discriminación, irrespeto y sometimiento que ha afectado a las mujeres tradicionalmente.
Su caso no es aislado, pero sí diciente. A pesar de su posición social privilegiada, su formación académica y su rol como profesional destacada, la Fiscalía tiene acervo probatorio de que esta mujer ha sido víctima de un ciclo de violencia que incluye agresiones físicas, psicológicas, hostigamiento, extorsión y hasta espionaje por parte de su expareja.
Una relación marcada por el control y la violencia
Según el escrito de acusación de la Fiscalía General de la Nación, la víctima y César Wilches mantuvieron una relación sentimental por espacio de 7 años. De estos, convivieron permanentemente aproximadamente 4. En ese momento ya había signos de violencia, y tras un episodio de violencia intrafamiliar, se generó la separación. Sin embargo, hubo más maltratos y agresiones que llevaron a que los vínculos emocionales terminaran totalmente en 2020.
Durante esos años, la violencia fue escalando y Wilches Fonseca ejerció un control absoluto sobre la víctima, utilizando la violencia física y psicológica para someterla.
En el año 2019, en un episodio de celotipia, Wilches llegó a amenazarla con un arma de fuego, en un hecho, que actualmente está siendo investigado por las autoridades (hecho que generaría nuevos cargos diferentes al de violencia intrafamiliar agravada).
El hostigamiento no cesó con la separación
Según las investigaciones de la Fiscalía, en enero de 2021, Wilches agredió físicamente a la víctima en un lugar público, causándole lesiones que requirieron incapacidad médica.
Pero la violencia no se limitó a lo físico, sino que también incluyó el asedio psicológico permanente en diferentes lugares.
La Fiscalía señala que el influencer instaló un dispositivo de rastreo GPS en el vehículo de la víctima sin su consentimiento, lo que le permitía monitorear sus movimientos. Además, la acosó constantemente a través de llamadas telefónicas, mensajes intimidatorios y publicaciones en redes sociales donde la difamaba y amenazaba.
En diciembre de 2022, Wilches llegó hasta el apartamento de la víctima e intentó agredirla, acusándola de infidelidad, cuando ya no eran pareja.
En enero de 2023, le fue descubierto un dispositivo de rastreo instalado en su carro, asociado al número celular de Wilches, lo que le permitía ubicar su paradero exacto en todo momento.
El espionaje y la extorsión, más ingredientes violentos
Uno de los aspectos más alarmantes del caso es el nivel de control que Wilches ejerció sobre la víctima incluso después de la separación.
En septiembre de 2024, cuando la víctima se encontraba en otra ciudad del país por motivos laborales, la contactó telefónicamente, la insultó y le exigió que saliera a darle la cara, so pena de armar un escándalo.
En noviembre del mismo año, Wilches llegó al conjunto residencial donde la víctima vive, y desde la distancia le tomó fotografías mientras ella departía con un familiar. Igualmente la amenazó con difamarla en las redes sociales, tergiversando la situación, en contra de ella.
Durante las fiestas de Yopal de diciembre de 2024, Wilches persiguió e intimidó a la víctima, acercándose a ella en diferentes escenarios, donde la agredía verbalmente.
Hace menos de tres meses, en una llamada telefónica, él connotado influencer llanero, le advirtió que tenía videos y audios comprometedores, y la amenazó con hacerlos públicos si no retiraba las denuncias en su contra.
Estas amenazas se materializaron en febrero de 2025, cuando en varias publicaciones de medios de comunicación sobre la captura de Wilches, fueron posteados audios de discusiones que habían tenido (audios claramente editados), exponiendo a la víctima al escarnio público.
A la cárcel por ser un peligro para la víctima
Ante la gravedad de los hechos, la Fiscalía General de la Nación formuló una acusación contra César David Wilches Fonseca por el delito de violencia intrafamiliar agravada en concurso homogéneo y sucesivo. El escrito de acusación detalla cómo César actuó con dolo, sabiendo que sus acciones causaban daño físico y psicológico a la víctima, y cómo utilizó la violencia para mantener el control sobre ella.
Este escrito cuenta con tanto y contundente material probatorio que este 7 de febrero de 2025, el Juzgado Tercero Penal Municipal con Funciones Mixtas de Yopal-Casanare impuso una medida de aseguramiento de detención preventiva en centro carcelario contra Wilches Fonseca. La decisión judicial, que fue apelada por la defensa del acusado, ordena que cumpla su detención en un centro penitenciario de mediana seguridad en Yopal.
La defensa de Wilches no desvirtuó las graves acusaciones pero sostuvo que Wilches era un connotado ciudadano de Casanare, buen muchacho, perteneciente a un gremio de ganaderos y que ella era la que lo buscaba.
Sin embargo, este caso pone en evidencia las fallas del sistema para proteger a las víctimas de violencia de género. A pesar de las denuncias en Comisaria de Familia, Fiscalía y medidas de protección, la víctima continuó siendo objeto de hostigamiento y violencia por parte de su expareja.
El caso de Liliana Paola Toca: Un precedente de omisión estatal
Este caso no es aislado. En 2016, el corregimiento El Morro, en Yopal, fue escenario de otro feminicidio que conmocionó a esta ciudad, al departamento y al país: el de Liliana Paola Toca, una joven de 22 años, madre de dos hijos, quien fue asesinada por su expareja, José Lorenzo Rivera, después de años de sufrir violencia intrafamiliar.
En 2021, el juez tercero administrativo de Yopal, Mauricio Andrés Pérez, en una sentencia histórica, condenó al Estado colombiano por omisión en la protección de Liliana.
El juez determinó que la Alcaldía de Yopal, la Policía y la Fiscalía no tomaron las medidas necesarias para garantizar su seguridad, a pesar de las reiteradas denuncias que ella presentó.
En el fallo se concluyó que las instituciones mencionadas fueron solidariamente responsables del feminicidio, al actuar conforme a estereotipos de género y no proporcionar la ayuda requerida por la víctima. En momentos, parecían culparla de la situación de violencia que padecía.
Horrorosas cifras de violencia intrafamiliar en Colombia
Según cifras del Ministerio de Defensa-Corporación Excelencia en la Justicia, en 2024 se registraron 134.591 casos de violencia intrafamiliar en Colombia. De estos se presentaron 1.018 en solo Casanare.
La tasa de casos por violencia intrafamiliar en Casanare por cada 100 mil habitantes es de 227.7. Frente a los demás departamentos y Bogotá, ocupa el puesto 10 en ese indicador.
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