“Un hijo aunque esté muerto es un amor vivo”: familia casanareña reencuentra a su ser querido desaparecido en 2001 en Aguaclara
Tras décadas de silencio, una familia casanareña que se aferró a la esperanza logró reencontrarse con su ser querido desaparecido en 2001, gracias al trabajo articulado de instituciones.

Han pasado casi 24 años desde aquella tarde del 8 de agosto de 2001, cuando un joven de 23 años fue arrancado de su hogar en Aguaclara, un centro poblado del municipio de Sabanalarga, por hombres armados que lo obligaron a subir a una camioneta. Nunca volvió. Desde entonces, su familia vivió con la herida abierta de su ausencia, alimentando el amor con preguntas sin respuesta.
Un país herido, una familia en búsqueda
Ese fue un tiempo aciago para Casanare. En plena arremetida y confrontación paramilitar, cientos de familias vieron cómo sus hijos, hijas, padres, madres, hermanos y vecinos desaparecían sin rastro. El joven casanareño fue uno de ellos. Su historia quedó enterrada entre el miedo, el conflicto y la incertidumbre.
Pero su familia no se rindió. Desde su desaparición iniciaron una búsqueda obstinada, primero en silencio, luego ante la Fiscalía. En algún punto, se enteraron de un cuerpo no identificado, recuperado en el departamento del Meta, posiblemente muerto en circunstancias asociadas al conflicto armado. Las características coincidían, pero faltaban pruebas.
Fue en 2021 cuando acudieron a la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), decididos a no dejar la historia incompleta. Allí comenzó un proceso largo, riguroso, con acompañamiento psicosocial, análisis forense y mucha espera.
El hallazgo: cerrar un ciclo, abrir otro
En octubre de 2024, la UBPD facilitó el diálogo entre la familia y el Grupo interno de trabajo de la Fiscalía (GRUBE), que ya tenía indicios sobre el cuerpo. El Instituto Nacional de Medicina Legal confirmó lo que tantos años habían esperado: sí, era él.
El 8 de abril de 2025, en la Alcaldía de Villanueva, la familia recibió su cuerpo en una ceremonia íntima, rodeada de flores blancas tejidas con amor. Fue una entrega digna, como lo exigen la memoria y el respeto. Hoy, sus restos reposan en un osario donde podrán ser visitados. El dolor sigue, pero al menos ya no hay incertidumbre.
Durante la despedida, la familia compartió un mensaje que resume el vínculo eterno con su ser querido:
“Un hijo no es simplemente un recuerdo, un hijo aunque esté muerto es un amor vivo.
Un hijo nunca es pasado, es presente, es el futuro en el que volvemos a encontrarle.
Un hijo no forma parte del ayer, se mantiene intacto en nuestro corazón en el hoy.
Un hijo no se olvida, permanece, resplandece en nuestra alma para toda la eternidad.”
Una búsqueda colectiva que sigue viva
Esta entrega se enmarca en el Plan Regional de Búsqueda del Sur de Casanare, que incluye los municipios más golpeados por la violencia: Villanueva, Sabanalarga, Monterrey, Maní, Chámeza, Recetor, Yopal, Tauramena y Aguazul.
La UBPD continúa su labor en todo el país con 25 sedes territoriales. En Casanare, su oficina en el barrio Bello Horizonte de Yopal (Calle 16 #22-65) sigue recibiendo solicitudes y brindando acompañamiento a quienes, como esta familia, se niegan a dejar de buscar.
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