Excombatientes reciben 300 hectáreas en el Meta: la paz también se siembra
A nueve años del Acuerdo de Paz, 23 familias en Barranca de Upía inician una nueva vida cultivando esperanza en tierras propias.

En un hecho cargado de simbolismo, la Agencia Nacional de Tierras (ANT) entregó 300 hectáreas productivas a 23 familias firmantes de paz en el municipio de Barranca de Upía, Meta, una región marcada durante décadas por la guerra y el desplazamiento.
El predio —con más de 18.900 unidades de palma africana cultivadas— representa más que una propiedad: es la posibilidad de echar raíces sin miedo y de transformar el pasado en trabajo digno.
“Estamos entregando el predio número 100 a familias que fueron desplazadas y hoy vienen a construir sus hogares y anclar sus historias de vida”, expresó Gonzalo Agudelo, encargado del programa de reincorporación de la ANT, durante el acto que contó con la presencia de la ONU, la ARN y autoridades locales.

Un paso más hacia la paz territorial
El avance en Meta se suma a las más de 17.000 hectáreas que el Gobierno del presidente Gustavo Petro, bajo la dirección de Juan Felipe Harman en la ANT, ha gestionado para excombatientes en todo el país.
Solo en este departamento ya se han adjudicado más de 4.350 hectáreas, fortaleciendo la reconciliación rural y la productividad en zonas donde antes solo se escuchaban fusiles.
Departamentos como Santander, Huila, Cesar, Tolima y Norte de Santander también registran avances significativos en esta política de acceso a la tierra, que busca dar cumplimiento al punto uno del Acuerdo de Paz de 2016.

El mundo reconoce el avance
La Misión de Verificación de la ONU destacó recientemente estos logros ante el Consejo de Seguridad, en Nueva York, donde varios países resaltaron la Reforma Agraria colombiana como un eje esencial para la paz duradera.
“Felicitamos a Colombia por facilitar el acceso a la tierra y fomentar proyectos productivos entre excombatientes”, dijo Fu Cong, representante de China.
La embajadora de Grecia, Aglaia Balta, añadió: “El vínculo entre la reforma del campo y la reincorporación es clave para reducir la violencia en las zonas rurales”.
La paz se cultiva, no se decreta
Las tierras entregadas en Barranca de Upía simbolizan un cambio profundo: excombatientes que siembran palma, maíz o cacao en vez de cargar fusiles. Cada hectárea representa una historia de resiliencia y una apuesta por reconstruir el tejido social desde el campo.
La Agencia Nacional de Tierras continuará con la compra, recuperación y adjudicación de predios en todo el país, para garantizar que la paz no sea solo una firma en un papel, sino una semilla que florece en los territorios.